Durante años ha existido una gran confusión en este tema y se ha aplicado el término alergia para designar distintos síntomas o enfermedades inespecíficas. En la última década se ha producido un gran avance en el conocimiento de los mecanismos de las reacciones alérgicas y en la identificación de los alérgenos alimentarios. De esta forma, se han podido uniformizar criterios y designar los procesos con términos más precisos.
Se define como reacción adversa a alimentos a cualquier reacción anómala producida tras la ingestión de un alimento. De tal modo que puede ser:
- Tóxica: afecta a cualquier individuo cuando ingiere la cantidad suficiente.
- No tóxica: intervienen la susceptibilidad individual.
A su vez las reacciones no tóxicas se clasifican en las que están mediadas por mecanismos inmunológicos (reacciones alérgicas) y reacciones no mediadas por mecanismos inmunológico o intolerancias.
Dentro de las reacciones alérgicas se diferencian las mediadas por IgE de otras reacciones donde no participa la IgE.
La alergia a alimentos es un sin duda un tema de actualidad, y su prevalencia está en aumento, especialmente en población pediátrica aunque existen diferencias importantes dependiendo del alimento implicado.
La historia natural de la enfermedad, desde la sensibilización hasta la resolución, o no es muy variable según los alérgenos implicados, reactividad cruzadas y factores poblacionales, pero un cualquiera de los casos el correcto manejo por parte del médico alergólogo es esencial para prevenir reacciones graves y obtener el mejor de los resultados.
Las proteinas de leche de vaca supone para la mayoría de los lactantes el primer alérgeno con el tienen contacto en grandes cantidades.
La alergia a proteínas de la leche de vaca, supone la alergia alimentaria mas frecuente en lactantes y niños pequeños, pero es inusuales adultos. La mayoría de los pacientes con alergia a proteínas de leche de vaca adquieren la tolerancia espontáneamente, pero una parte de ellos pueden no superarla a lo largo de su vida. En esta situación es esencial el correcto diagnóstico de los pacientes para realizar adecuadas dietas de evitación y poder comprobar la tolerancia clínica al alérgeno. La alergia no IgE mediada tiende a resolverse de una manera mas precoz en la infancia, siendo en ocasiones un reto diagnóstico fundamentado sobre todo en la correcta historia clínica.
La mayoría de los pacientes alérgicos IgE mediados a proteínas de leche de vaca lo son a más de una proteína. La leche de vaca se estima que contiene entre 30-35 g de proteína por cada litro. Se pueden dividir esas proteínas en caseínas (80%) y proteínas del suero (20%). Las proteínas con mayor implicación en reacciones alérgicas IgE son las caseína, seguida de beta-lactoglobulina y alfa-lactoalbúmina. Una minoría de niños alérgicos a la leche de vaca que están sensibilizados a la albúmina seria bovina pueden presentar reacciones al comer carne de ternera.
En cuanto a las manifestaciones clínicas de las reacciones IgE mediadas pueden darse cuadros de urticaria, angioedema, broncoespasmo, síntomas digestivos o anafilaxias que pueden comprometer la vida del paciente. En cuanto a reacciones no IgE mediadas, afectan al sistema digestivo principalmente en forma de proctocolitis o enterocolitis. Por último, hay reacciones mixtas como exacerbaciones de dermatitis atópica o las esofagitis eosinofílicas.
Las leches de cabra, oveja, yegua y búfala presentan una reactividad cruzada muy importante con leche de vaca, por los que de forma general no se recomienda su administración salvo expresa indicación de su especialista en Alergología.
Las dietas de evitación ajustadas a la tolerancia clínica del pacientes suponen un reto en la adecuación de las recomendaciones, siendo en ocasiones necesarias las provocaciones controladas tanto para comprobar tolerancia clínica como adecuar las restricciones. En determinadas situaciones clínicas será necesario un programa de desensinbilización para conseguir la tolerancia del paciente.
El huevo es unas causas más frecuentes de alergia alimentos en la infancia. La clara de huevo es más alergénica que la yema. En el caso de la clara los alérgenos más importantes son ovomucoide y ovoalbúmina. El principal alérgeno de la yema es la alfa-livetina, que se implica en el síndrome ave-huevo, que se produce tras la sensibilización por vía inhalada a alfa-livetina, que se encuentra en suero y plumas de aves en pacientes expuestos a pájaros, que posteriormente presenta reacciones tras la ingesta de yema o carne de pollo sobre todo si está poco cocinada.
Están implicados en reacciones alérgicas sobre todo en países de alto consumo como acontece en España. Los alérgenos mayoritarios son las parvalbúminas y presenta una reactividad cruzada muy alta entre diferentes especies de pescado. Las parvalbúminas son proteínas termoestables que no se destruyen con el cocinado.
Los vapores que emanan en los procesos de cocinado pueden provocar reacciones alérgicas con afectación respiratoria.
Son necesarios exhaustivos estudios alergológicos para su estudio en pacientes porque se han descrito reacciones selectivas de especie y la experiencia clínica nos demuestra que la reactividad cruzada es variable interespecie.
Las primeras manifestaciones de alergia a pescado suelen ocurrir en los primeros años de la vida, en general coincidiendo con la introducción del pescado en la dieta del niño, aunque puede acontecer en cualquier momento de la vida. En cuanto a las reacciones IgE mediadas son similares a las provocadas por otros alimentos e incluyen desde picor de boca con hinchazón de labios, pasando por cuadros cutáneos con afectación digestivas y/o respiratoria hasta shock anafilácticos.
La alergia a pescado puede desaparecer, pero en general suele ser persistente y durar toda la vida, sobre todo cuando se inicia en la edad adulta.
El diagnóstico lo realiza el especialista en Alergología en función de la historia clínica correlacionada con test cutáneos/IgE específica y mediante provocaciones controladas establecer la certeza de causalidad o la busqueda del pescado podría ser tolerado por el paciente.
Las desensibilizaciones con pescado deben ser valoradas por el alergólogo de forma detallada.
Es más frecuente en población adulta que infantil. Se presenta con mayor prevalencia en pacientes con alergia respiratoria por hipersensibilidad a ácaros. En su mayoría son reacciones IgE mediadas. Dentro de los mariscos, son los crustáceos (gambas, langosta, cinglas, nécoras, buey de mar…) la causa mas frecuente de alergia, en segundo lugar son los moluscos donde encontramos a los bivalvos (mejillones, almejas y ostras) y a los gasterópodos (caracoles y bígaros) y en último lugar los cefalópodos (calamar, pulpo y sepia)
Es necesario realizar un correcto diagnóstico para determinar que especies están implicadas en las reacciones alérgicas a fin de evitar extensas dietas de evitación no justificadas.
Pueden existir reacciones en la exposición a los vapores de cocción en pacientes alérgicos con alta sensibilización por lo que en estos casos se recomienda evitar su exposición.
La exposición frecuente en la dieta constituye un factor de riesgo para desarrollar alergia que también es mas frecuente en pacientes atópicos.
El diagnóstico lo hace le alergólogo con la historia clínica del paciente valorando posibles cofactores cómo la medicación antiinflamatoria o la práctica de ejercicio, junto con los test cutáneos o IgE específicas. En ocasiones las provocaciones controladas pueden ser necesarias para un diagnóstico definitivo o para demostrar tolerancia.
Muchas frutas esta presentes en reacciones alérgicas de diversas consideración, desde el prurito orofaríngeo característico del síndrome de alergia oral hasta reacciones anafilácticas. La prevalencia real no está clara, pero se percibe su aumento y la frecuente asociación de las reacciones a frutas en pacientes polínicos. Se considera que la alergia a frutas frescas es la mas frecuente en niños mayores de 5 años y adultos.
Los síntomas orofaríngeos se desarrollan de forma inmediata con picor de la boca y puede ocasionar ronquera junto con edema de labio y úvula. Según el perfil de sensibilización del paciente puede originarse reacciones más graves con broncoespasmo, urticaria generaliza, vómitos, afectación sistema circulatorio…
En los alérgicos a kiwi, plátano, castaña y aguacate hay que indagar en la historia clínica de una posible alergia al látex.
Los frutos secos perteneces a familias botánicas diferentes y la alergia a los mismos tanto en niños como en adultos requiere del estudio por parte del alergólogo, pues son frecuentes las sensibilizaciones subclínicas o múltiples las reactividades cruzadas entres ellos o con pólenes que pueden ocasionar errores diagnósticos y dietas de evitación innecesarias. Las dietas de evitación no siempre son sencillas de realizar con el consiguiente riesgo de reacciones. Cualquier fruto seco puede provocar reacciones aunque los mas frecuentes con los cacahuetes, nueces y avellanas sobre todo porque son los que mas se consumen. No son frutos secos pero en muchas ocasiones se les clasifica como tales las castañas y los altamuces y deben tenerse en consideración.
En todo el mundo desarrollado, constituyen una de las primeras causas de alergia alimentaria, con una prevalencia variable para cada uno según hábitos de consumo por países.
En las últimas dos décadas ha presentado un importante cambio de tendencia, pasando de ser casos aislados en la casuística alergológica ha un número creciente de pacientes afectados. En muchas ocasiones se manifiesta con síntomas orofaríngeos como picor e hinchazón local al contacto pero también con reacciones sistémica graves. La investigación en la caracterización de las proteínas con capacidad alergénica en este grupo ha permitido a los alergólogos mejorar el diagnóstico y establecer mejor las reactividades cruzadas a apoyados en el diagnóstico molecular.
Definimos hortaliza como toda planta comestible que se cultiva en huertas, dentro de ellas consideramos como verduras a las hortalizas con hojas verdes. Como en todas las alergias de origen vegetal pueden establecerse diferentes patrones de reactividad cruzada y asociaciones siendo la más conocida el síndrome apio-zanahoria-artemisia.
La historia clínica detallada supone el principal pilar diagnóstico haciendo hincapié en los alimentos que se toleran y en qué cuantía, así como, en los métodos de cocinado que pueden variar la estructura de proteínas alergénicas modificando de esta manera la tolerancia a las mismas. En determinadas ocasiones es necesario un calendario de síntomas donde el paciente recoge los alimentos ingeridos antes de las reacciones permitiendo así acotar el estudio y poder establecer correlaciones clínicas.
Las leguminosas son plantas que se caracterizan porque su fruto se encuentra encerrado en vainas (ej soja y cacahuete). Aunque la alergia a soja y cacahuete es mas frecuente en países anglosajones, en España ocupan un papel importante no sólo en número de reacciones sino en la gravedad de las mismas. También son frecuentes como país de dieta mediterránea las reacciones asociadas a lenteja, garbanzo, altramuz, judía o guisante.
También se pueden encontrar como espesantes o estabilizantes en alimentos envasados como son la goma arábica, guar, el algarrobo o el traganto.
Los sintomas son similares al resto que pueden producir los alérgenos alimentarios, pero pueden variar en función de si se consumen frescas o secas y además tenemos que valorar que los alérgenos de leguminosas suelen ser mas potentes tras el cocinado y por lo tanto con mayor capacidad de producir reacciones alérgicas y mas graves.
En la población pediátrica la leguminosa que mas reacciones provoca es la lenteja seguida de garbanzo siendo mejor toleradas la judía blanca/verde y la soja.