La alergia al huevo es la causa más frecuente de alergia alimentaria en el niño.
El huevo está compuesto de clara y yema. Las proteínas de la clara son más abundantes y más alergénicas que las de la yema.
Los síntomas más frecuentes de la alergia al huevo son los cutáneos, en forma de urticaria e hinchazón (angioedema).
Otros síntomas con los que puede debutar la alergia al huevo son los digestivos (náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea), respiratorios (estornudos, rinorrea, crisis de ahogo, tos y pitos en el pecho y edema de úvula o laríngeo) y, en casos de una gran sensibilización, con reacciones anafilácticas graves.
Los síntomas son inmediatos (en la primera media hora) tras la ingesta, sobre todo con la clara del huevo. En ocasiones, será con la primera toma y otras veces nos contarán las madres que algunos niños habían tolerado la yema cocida con anterioridad. La explicación de esto radica en que algunas proteínas de la yema cuando se cuecen a alta temperatura pierden su capacidad de producir alergia.
El diagnóstico de sospecha se hace con la historia clínica.
El siguiente paso consiste en demostrar la existencia de anticuerpos IgE específicos contra las proteínas del huevo en la piel. Las pruebas cutáneas las realizaremos con extractos comerciales de la clara, yema, ovoalbúmina (OVA) y ovomucoide (OVM). También podemos solicitar una analítica de sangre para esas mismas proteínas.
La provocación oral controlada con huevo está indicada para demostrar la tolerancia al alimento una vez transcurrido un tiempo con una dieta de evitación y según el resultado de las pruebas cutáneas y de las reacciones que hayan podido ocurrir tras contactos accidentales.
Una vez llegados al diagnóstico de alergia al huevo, el único tratamiento es una dieta estricta exenta de huevo y de todos los productos que lo puedan contener, incluidos algunos medicamentos. Con respecto a las vacunas que contienen huevo o que están incubadas en embrión de pollo, hay estudios que demuestran el bajo riesgo de reacción tras la administración de éstas. De todos modos, como hay que individualizar cada caso, obligatoriamente se consultará con el Alergólogo que trate al niño.
La alergia al huevo se puede superar con el transcurso de los años. El tiempo que tardará en llegar a tolerarse el huevo depende de cada niño y del grado de sensibilización que tenga. La disminución de las pruebas cutáneas y de los niveles de IgE específica en la sangre y la ausencia de reacción frente a contactos accidentales nos pueden orientar, aunque en la actualidad el único modo de comprobar la tolerancia es la prueba de provocación.
NORMAS DIETÉTICAS PARA ALÉRGICOS A PROTEÍNAS DE HUEVO
(Consultar siempre con su Alergólogo)
Todos los pacientes alérgicos a huevo deben realizar una dieta de evitación de huevo ya sea crudo o cocinado.
Leer atentamente el etiquetado para detectar proteínas de huevo en los productos elaborados.
A modo orientativo:
- Hay que evitar todos los productos que puedan contener huevo como: helados, batidos, bollería, golosinas, postres, galletas, empanadas, empanadillas, sopas, salsa de mayonesa, algunas margarinas, pastas al huevo, productos precocinados rebozados, fiambres, embutidos, salchichas, patés, cafés con cremas…
- Las proteínas de huevo pueden adoptar otros nombres en el etiquetado como por ejemplo: albúmina, coagulante, emulsificante, lecitina (excepto si se especifica que procede de soja), livetina, lisozima, ovoalbúmina (OVA), Ovomucoide (OVM), ovomucina, ovovitelina, vitelina, luteína (pigmento amarillo), E-161b (luteína), E-322 (lecitina), E-1105 (lisozima)
- Se deben evitar todos los medicamentos que contengan lisozima.